1- Un día, cuando estaba en verano, en neurología, me dijeron de ir a sacarle una analítica a una señora. Me dejaron ir a mí solo y me dijeron que si no era capaz que avisara.
Llegué a la habitación de la paciente, busqué venas en el brazo pero no encontré, así que fui a la mano.
Pincho la primera vez bien; lleno un tubo y, el segundo antes de que éste se llenara, rompió la vena, así que tuve que volver a pinchar.
Segundo intento: otra vez acertado, conecto otro tubo igual al que quedó por la mitad y mientras se llenaba vuelve a romperse la vena.
Tercera vez que pincho y me vuelve a pasar exactamente lo mismo; en ese momento entró la enfermera y me dijo, "no eres capaz? No te dije que pidieras ayuda?"
Cuando conseguimos llenar el tubo que faltaba, fuera de la habitación me dijo que tenía que haber pedido ayuda, que pinché muchas veces y no fui capaz... Yo me defendí diciendo que no fue culpa mía, fueron las venas que se rompían mientras se llenaba el tubo.
2- Otro día en ese mismo control estaba en el mostrador y un señor me preguntó dónde estaba la señora "x", y yo fui a mirar en la ficha a ver su habitación y decírselo. Así fue, se lo dije y la supervisora lo vio, me llevó a la sala de medicación y me dijo. "NO se puede dar ninguna información sobre los pacientes, no lo vuelvas a hacer; ha habido denuncias por estas cosas, si quieren saber la habitación que pregunten a algún familiar, nosotros no podemos decir nada."
Desde esa vez no volví a dar información.
3- En octubre durante mi paso por urología estaba yo de mañana tranquilamente cargando la medicación de un paciente en la jeringa para la sonda nasogástrica, aparece la supervisora y me dice "no se puede tirar ningún producto sanitario en la papelera del paciente, como te vuelva a ver tirándolo te suspendo las prácticas" y acto seguido se fue sin yo poder pronunciar palabra. Lo más gracioso de esta situación era que yo no había tirado nada a la papelera, y había sido mi enfermera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario