Hoy os voy hablar de una de las primeras veces que retiré un drenaje.
Para poneros en situación os resumiré brevemente cómo se retira un drenaje:
Lo que primero debes hacer es quitar el vacío del recipiente donde se acumula el líquido, quitar el punto de sutura con el que está sujeto a la piel y tirar de él.
Fuimos mi enfermera y yo a la habitación de la paciente y le explicamos el procedimiento de lo que íbamos a hacer. Le indicamos que tenía que inspirar y mantener el aire dentro mientras retirábamos el drenaje.
Posteriormente mi enfermera quitó el vacío y quitó el punto con un bisturí, asegurándose de que salía todo el hilo. Procedimos a retirar el drenaje, las dos agarramos la sonda, le dijimos que aguantara el aire y tiramos. Lo normal en estas situaciones es que se pueda encontrar un poco de resistencia al tirar y pueda ser un poco molesto, pero solo esto.
En esta ocasión tiramos del drenaje y nos encontramos con una resistencia, al momento notamos como se desgarraba y salía con facilidad. Cuando vimos el extremo del drenaje nos dimos cuenta de que se había roto y que se había quedado dentro. Rápidamente avisamos al cirujano, que inspeccionó la zona en busca del trozo de drenaje (bajo anestesia local). Al no encontrarlo, se le realizó una placa a la paciente y bajó con urgencia a quirófano para que se le retirara.
De esta situación me llamó la atención la reacción de la paciente, que en ningún momento se alteró ni se enfadó, ya que entendió que la enfermera había hecho todo de manera correcta y que lo que había pasado solo había sido "mala suerte". También la actitud de la enfermera, a la que era la primera vez que le pasaba algo así. Se disculpó conmigo, con la paciente y con el cirujano.
Ese día aprendí que puedes hacerlo todo perfecto, con la mejor intención, que no siempre sale como nosotros queremos. Pero hay que esforzarse por mejorar cada día.
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