- Empezaré contando aquella vez que estaba en Cardiología, en verano...
Y, ¡vaya!, qué sorpresa cuando me vio y me dijo "Si no tienes nada que hacer ahora, puedes venir conmigo...". ¿Cuál creéis que fue mi respuesta? UN ENORME SÍ.
Obviamente, le pedí permiso a mi enfermera, que me dejó ir con una sonrisa (debió verme emocionada). Y allá me fui, con aquella chia tan amable que ¡me dejó pinchar a todos sus pacientes! Tampoco eran muchos, sólo tenía 3... ¡pero aún así!
Lo malo es que tenían malas venas, de esas que se te escapan... y tuvo que andar ella moviendo la palomita a ver si encontraba la vena... Pero no todo fue así, una vez acerté, puse el tubo y, cuando empezó a salir sangre, ¡FUE GENIAL!. A la ilusión de ver que has hecho tu primera analítica bien no la supera nada, NA-DA.
Lástima que la chica se tuvo que ir, pero siempre me acordaré de ella... Gente tan agradable y que te marca sin saberlo te queda grabada! 😊
- Ahora con una experiencia parecida, pero en Otorrinolaringología/ Urología...
Obviamente, mi respuesta volvió a ser un SÍ.
Esta vez tuve menos suerte, ya que de los 3 pacientes (creo recordar) a los que fuimos, ella tuvo que pinchar a uno porque tenía unas venas demasiado finas, y a los otros 2 los intenté pinchar, pero no me salió sangre 😓.
Después de eso, vi más veces a esta enfermera, y cada vez hablamos un poquillo (poco, pues ella tiene cosas que hacer, y yo también). ¡Me alegra mucho habérmela encontrado!
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