La confianza se gana.

Para terminar con los Sábados de camilla y suero os voy a contar mi último día de prácticas.

No sabía qué enfermera me iba a tocar esa mañana, y como era el último día quería que me tocara una buena para quedarme con un buen recuerdo, pero cuando llegué allí la enfermera era una chica nueva, no la conocía y ella no conocía la Unidad porque nunca había estado.

Empezamos a trabajar y yo me fui a tomar las constantes como cada mañana, mientras ella repasaba unas últimas anotaciones y preparaba las medicaciones. 

Como ella era nueva en la Unidad, no sabía la rutina que se seguía ni dónde estaban colocadas las cosas, por lo que me preguntaba bastante. Yo intentaba ayudarla en todo y le decía cómo se solían hacer allí las cosas, la rutina que seguían todos más o menos, etc.

Normalmente, estas últimas semanas nuestras enfermeras ya nos dejaban más autonomía, independencia, hacíamos bastantes cosas solos, etc, pero ella estaba muy pendiente de lo que yo hacía, siempre iba a las habitaciones conmigo cuando iba a colocar medicación, etc. Me pareció extraño pero a la vez normal, puesto que ella era nueva y no me conocía ni a mí ni a lo que yo sabía o no sabía hacer.
Fue pasando la mañana y llegó la hora de las curas, ella hizo las dos primeras y yo sólo le ayudé, pero luego le pregunté si podía hacerlas yo, que ya conocía a los pacientes y era mi último día, y que si no le molestaba me gustaría hacerlas. Ella me dejó sin problema y además me explicó que a ella no le gustaba mucho dejarnos hacer las cosas solos, y menos si no nos conocía (cosa que entiendo), le gustaba vernos para comprobar que todo estaba correcto, y que ya había tenido algún problema con alumnos por eso. También me dijo que a mí me había dejado hacer las curas y sacar la medicación sola porque veía que ya controlaba bastante. 

Al final de la mañana nos tocaba hacer una analítica y como ella estaba con una medicación me dijo: "ve a sacarle sangre, que hay que hacer un hemocultivo", yo sola! (Al final le dije que viniera conmigo, que aunque no me dijera nada estaba más segura si ella estaba allí). Y así fue, vino conmigo y no dijo nada, solo miró a lo lejos, y salió a la primera! 

Al acabar el turno me dio las gracias y me dijo que sin mi ayuda no habría acabado a tiempo todo lo que tenía que hacer. La verdad, me gustó pasar mi último día con ella y que mi "experiencia" con esos pacientes le haya ayudado, por lo menos en su primer día.